En un enclave sorprendente llamado "El Bocal" en Navarra, reina un ambiente muy naturalista donde el agua es la estrella principal, rodeada de una abundante vegetación.
No faltan los jardines y algo que llama la atención a senderistas, naturalistas, curiosos y amantes de la naturaleza: un laberinto formado por setos de ciprés llamado "Laberinto Carlos".
Es una área de 39 x 44 m. con una superficie de 1.716 m2 rodeado de especies arbóreas como chopos, álamos, ciruelos rojos, etc.
El que hoy contemplamos fue replantado a comienzos del siglo XXI en sustitución del original cuyos setos habían enfermado.
El laberinto Carlos posee una entrada en cada ángulo. Al adentrarnos en él encontramos un estrecho camino de baldosas delimitado por paredes de cipreses.
El seto sigue un diseño embrollado que ofrece diversos recorridos, unos conducen a calles sin salida que obligan a retroceder y otros se dirigen al centro, donde pulsando un botón verde en una columna, podemos poner en acción numerosos chorros de agua que salen del suelo y se elevan hacia el cielo.
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