La entrada del Jardín Botánico de la Universidad de Zürich nos abre sus puertas con plantas vivaces que se extienden creando una continuidad de vivos colores, envolviendo el ambiente de delicados y sutiles aromas.
La auténtica elegancia de las escalinatas la imprimen las Begonias, Leonitis Leonurus, Bellis, Convulvus tricolor, Fucsias, Ricinus, etc., dejando paso al curioso visitante que ensimismado es espectador de un verdadero cuadro impresionista.
Un paisaje ecléctico que rompe con estructuras clásicas dotando al jardín de un ambiente informal, dulce y sumamente agradable a todos los sentidos.
A medida que avanzamos nos encontramos con un rincón mediterráneo engalanado por un magnífico citrus trifoliatus.
Un rincón simulando un río seco, realizado a base de gravas, guijarros, cantos rodados y pequeñas rocas donde las chumberas, punta de pluma o las echeverias se apoderan del terreno tan grato para ellas.
También destaca una zona muy curiosa donde una gran variedad de plantas suculentas en miniatura crecen entre grandes rocas y losas. Es una delicia contemplar sus minúsculas hojitas abiertas a las caricias de los rayos del sol.
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Al fondo una enorme Gunnera imprime sobriedad a toda esta magnífica obra de arte.
Tres invernaderos en forma de cúpula encierran tres hábitats; tropical, subtropical y sabana. Exteriormente son muy llamativos y curiosos, ya que sus dimensiones son considerables. No puedo opinar de su interior ya que no tuve el placer de visitarlo por encontrarse los alrededores en obras.
En definitiva un Jardín muy recomendable para los amantes de la naturaleza.
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