La vid europea o parra es una planta cuyo cultivo tiene orígenes muy remotos.
Es una planta trepadora provista de zarcillos que cuenta con grandes hojas plameadas de un verde intenso y brillante. La congregación de sus pequeños frutos, cuya pulpa porta un delicado y dulcísimo zumo conforman sorprendentes racimos.
Las vides destinadas a producir vino serán plantadas a pleno sol a una profundidad mínima de 30 centímetros y contarán con un suelo bien drenado.
Se recomienda una distancia entre plantas de 1,30 metros.
A comienzos de verano deben fumigarse con insecticidas sistémicos aproximadamente 4 veces cada 15 días para controlar el mildiu.
El tronco debe ser corto y con el tiempo empezará a adquirir grosor.
Los que poseen parras en jardines o huertos dejan crecer sus ramas y las sujetan mediante alambres o cuerdas a verjas, paredes.
También es posible realizar con sus ramas un pequeño entremado que servirá para proporcionar de una estupenda sombra a jardines y patios.
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