Si optamos por cubrir la superficie del suelo de nuestro jardín con un material orgánico o inorgánico vamos a impedir que la humedad se evapore y que las malas hierbas logren establecerse definitivamente.
Elegiremos un acolchado u otro dependiendo de la zona y las condiciones en que se encuentre el suelo.
Así cuando el suelo se encuentre caliente y húmedo será el momento más adecuado para aplicarlo.
Entre los acolchados inorgánicos podemos encontrar: polipropileno tejido, tela de fibras, polietileno negro.
Si una zona del jardín se encuentra poblada de resistentes malezas, primero las eliminaremos, entrecavaremos la zona y colocaremos cualquiera de los acolchados mencionados anteriormente, enterrando su bordes en zanjas o surcos previamente cavados.
Transcurrido un año levantaremos el acolchado y habremos logrado la eliminación de tan molesto problema.
Entre los acolchados orgánicos los más comunes son: cáscara de cacao, corteza desmenuzada, corteza de pino, compost de jardinería, estiercol animal ...
Al igual que el acolchado inorgánico deberemos eliminar primero las malas hierbas, a continuación aplicaremos una capa de 5 cm. y finalmente lo regaremos.
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