Leí en un periódico que con la llegada de las primeras lluvias muchos entusiastas de la micología se lanzaron al monte para su recolección.
Yo no soy un entendido en la materia y tengo que reconocer que sólo he recogido setas dos veces en mi vida, acompañado de mi buen amigo Juan Pablo. Él entiende , respeta y cumple las necesarias normas de recolección.
La primera enseñanza que aprendí de Juan Pablo fue muy clara y sencilla: "Respeta el monte".
Las demás amigo, son; cumplir unas simples reglas relacionadas con los útiles necesarios e imprescindibles para la recolección de setas y hongos, modos de cogerlos para preservar su existencia durante años, la importancia de coger ejemplares conocidos y dejar los desconocidos, recolectar con cabeza y con moderación.
Las demás amigo, son; cumplir unas simples reglas relacionadas con los útiles necesarios e imprescindibles para la recolección de setas y hongos, modos de cogerlos para preservar su existencia durante años, la importancia de coger ejemplares conocidos y dejar los desconocidos, recolectar con cabeza y con moderación.
Me explicó que cada seta u hongo crece en un determinado habitat.
En los pinares encontraremos los níscalos y determinados hongos.
En los hayedos los boletus que son los más conocidos.
En los prados las setas de cardo, las senderuelas.
Con estos pequeños conocimientos micológicos Juan Pablo me transportó a un mundo enigmático y me acercó a conocer lo satisfactorio que era participar en la mejor recolección ilustrativa que he tenido, en un paraje tan sorprendente como es "El Moncayo".
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