A lo largo de la historia el hombre aquejado por innumerables enfermedades ha encontrado en las plantas un sabio aliado para luchar contra ellas.
El huerto en la Edad Media es un huerto de aspecto fusionado donde existe una estrecha convivencia entre hortalizas, hierbas y plantas.
Monasterios, conventos, iglesias, adquieren un profundo conocimiento gracias a su cultivo y al estudio de todas y cada una de ellas.
Una nueva concepción sobre los beneficios de las plantas crea un súbito interés por su conocimiento, se estudian minuciosamente, se recopila información de todo tipo y se deja constancia de los estudios en manuscritos.
Tal o cual planta se aplica como: infusión, aceite, jarabe, tisana, ungüento ...., y es antiinflamatoria, digestiva, analgésica, purificante, etc.
Así las plantas más cultivadas han sido y siguen siendo: manzanilla, melisa, tomillo, romero, salvia, eucalipto, malva, lavanda, menta, enebro ...
Un legado muy importante donde se recoge información para el tratamiento, curación y prevención de algunas enfermedades.
Un legado escrito y un legado oral que se ha transmitido a lo largo de los siglos.
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