Se tienden a cercar los jardines por varios motivos: porque se quieren limitar espacios, proteger plantaciones, establecer límites o configurar zonas privadas.
Sea cual fuere el motivo, tengo que admitir que las cercas o vallas constituyen un elemento decorativo muy llamativo en los jardines.
Las vallas constituidas por estacas de rústica madera acabadas en punta y unidas por alambre forman una de las cercas más populares.
Su simplicidad multiplica su belleza cuando plantas floridas trepan, se apoyan o se cuelgan por su entramado de madera y alambre.
Hay cercados muy curiosos hechos con materiales baratos como la malla conejera, la valla de varilla, cañas y estacas, capaces de constituir un magnífico sostén para plantas y ramajes que se convierten en auténticas acuarelas de color.
En la fotografía se muestra un denso follaje verde tupido salpicado de "asters".
Pequeños cercos de madera tratada de poca altura protegen zonas de césped.
U otros pequeños cercos metálicos con formas geométricas cuyo único propósito consiste en embellecer y contener macizos con abundante vegetación.
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