Como amantes de la naturaleza no podemos eludir tan importante acontecimiento y nos unimos a aquellos que claman por la existencia de una Tierra sana, limpia y libre de contaminación.
Este año el lema propuesto es: Piensa. Come. Ahorra. Reduce tu huella.
Un lema a simple vista muy normal pero capaz de activar en cualquier cerebro, significativas alarmas de emergencia.
De inmediato surgen preguntas de este tipo:
¿Realmente sé lo qué como?, ¿Cómo se producen los alimentos?, ¿Dónde se producen? ¿Cuántos recursos han sido necesarios para producirlos? ¿Cuántos desechos genero? ...
Comer con cabeza significa no desperdiciar la comida y por tanto no desperdiciar todos los recursos que se han empleado para producirla.
He leído que para la producción de 1 litro de leche es necesario 1.000 litros de agua.
Me pregunto si somos conscientes del elevado coste que supone producir alimentos.
Un excesivo consumo de agua, el despilfarro de agua o el uso inadecuado de la misma, nos puede conducir a situaciones verdaderamente dramáticas.
Hay que cambiar el chip y pensar que el agua es un artículo de lujo.
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