Las hierbas aromáticas han venido cultivándose desde la antigüedad.
Han sido y son plantas cultivadas para dar sabor o aroma a nuestros alimentos, por su valor medicinal, por su valor en cosmética, como repelente de los insectos.
El gran aporte de estas plantas no sólo se basa en los usos antes mencionados sino que se suma a un beneficio mayor, cuidar del medio ambiente.
Son plantas que atraen insectos beneficiosos, de ahí que el jardinero avezado plante esta clase de hierbas entre cuadros de hortalizas o parterres de flores.
Las abejas, las mariposas y los pájaros aparecen poco a poco y su estupenda labor, consiste en prevenir y eliminar todos aquellos insectos que puedan dañar las plantas.
Una técnica muy natural y saludable que previene y controla la aparición de molestas plagas, un beneficio incalculable para el medio ambiente.
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