Una casa de ladrillo rojizo atrae mi mirada, dentro de mi cabeza se asiente un pensamiento de profunda admiración: esta casa tiene todo lo que un amante de la naturaleza puede desear.
Asentada en un lugar estratégico, disfruta de unas inigualables vistas.
El acceso a la casa es sumamente sencillo y genialmente bello, un espacio suave capaz de captar el interés de cualquier mirada.
La entrada bellamente pavimentada con adoquines contrasta con los maceteros de hortensias, pittosporum, boj situados a la derecha y con los arbustos de diferentes tonalidades y texturas de la izquierda que nos conducen hasta a un entarimado de madera estableciendo una separación de ambientes.
En primera línea, la entrada más ordenada por la disposición del adoquinado y de las macetas y en segunda línea, un entarimado que sirve como catapulta de lanzamiento a la contemplación de lo sublime "un paisaje idílico" que transmite tranquilidad y paz.
Aguas que discurren entre orillas de un verde intenso fruto de la humedad y del clima, árboles que despliegan su majestuosidad y la belleza de las aves.
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