Saber aprovechar el espacio es todo un arte al alcance de todos.
Una emblemática casa situada al lado de uno de los innumerables canales existentes en Brujas (Bélgica) es decorada con retazos de color, se percibe la pasión por las flores y el intento de crear una ilusión óptica hermosa.
A simple vista parece una postal de la que todos estaríamos encantados de comprarla.
El emplazamiento inigualable y sorprendente, la arquitectura de la vivienda, los colores juguetones de los ladrillos, la disposición tan sencilla de los elementos, conjugan propósitos de belleza.
Un espacio tan reducido y tan bien aprovechado sirve para crear un jardín un tanto "sui-géneris". Un murete de ladrillo hasta la altura de la cintura sirve para contener el discurrir del agua y como apoyo a macetas, jardineras y recipientes curiosos.
Todos los elementos y plantas crean una decoración horizontal situada en un primer plano y en un segundo plano varias parras se encargan de romper esa horizontalidad, siendo utilizadas como plantas trepadoras y añadiendo una grata sensación de espacio.
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