Entre nuestras numerosas publicaciones es curioso comprobar el enorme éxito alcanzado por aquellas publicaciones relacionadas con las plantas acuáticas.
Es un tema que despierta un especial interés y pienso que es debido a ese efecto cautivador y casi mágico que poseen las plantas acuáticas.
Aunque también hay que poner en valor, la trascendencia del agua como elemento clave que contribuye a escenificar sorprendentes vergeles.
El agua no es sólo agua porque lo sea, es agua porque juega un papel muy importante creando: espacio, entorno, atmósfera, sensaciones, temperatura, luz, sonido e imagen.
La jardinería lo sabe y utiliza el agua como un lienzo para dibujar una arquitectura llena de detalles perfectamente ensamblados y organizados.
Una arquitectura armoniosa y sosegada capaz de crear diferentes estereotipos de jardines acuáticos.
Jardines muy singulares que van unidos de la mano de plantas como:
Nenúfares que van desde el blanco pasando por el rosa hasta el fucsia, decoran la superficie del agua.
Una suave imagen propiciada tanto por la tranquilidad del agua como por la plasticidad y suave textura de sus hojas y flores.
Los Iris azulones vestidos de docenas de hojas verdes se reflejan en el agua y las tonalidades van cambiando de color poco a poco.
La Gunnera con sus hojas gigantes y textura rugosa proporciona una superlatividad a cualquier espacio.
Los Acorus, simples, sencillos de hojas espigadas despliegan su estilo más refinado.
Imprescindible la presencia de plantas de hojas redondas o acorazonadas como la Hermosa, de espectaculares hojas nervadas y flores violetas que contrastan singularmente con las plantas espigadas.
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