lunes, 9 de febrero de 2015

LA ALHAMBRA DE GRANADA (Jardinería Eladio Nonay)

Mi última visita a la Alhambra me dejó totalmente impresionado.


Como jardinero me maravilló el total del conjunto, desde la primera piedra hasta la última, desde la planta más insignificante hasta la más relevante, las fuentes, los caminos, los patios, el aroma, el aire, la magia, la historia.


El paso firme y tranquilo, la mirada extasiada, el olfato despierto, el oído abierto permiten recibir vibrantes ondas de colosal perfección.


Elijas el camino que elijas, el festín es enorme, la vista devora ansiosa el paisaje que vuela a nuestro alrededor.
Las murallas resisten el paso del tiempo rodeadas de matorrales y árboles que se arrastran lentamente hasta casi tocar la ciudad de Granada.


El fortín mantiene las invisibles líneas del pasado, un cuarzo citrino con brillo propio, vasallo sumiso de la fulgurante esmeralda por la que no pasa el tiempo.
Jardines formales, la simetría habita en todos los rincones y para los no doctos como yo, el jeroglífico de signos que cubren paredes y techos me parecen bellas enredaderas.


El fluir del agua en fuentes, cascadas y estanques, introducen sonoridad y dinamismo al entorno.


Es verdaderamente un tesoro lleno de joyas, una perla blanca muestra su majestuosa, armónica y osada perfección "el patio de los leones", una de las estampas más hermosas existentes en el mundo, un lugar irrepetible.


Los enamorados del arte nos sentimos paralizados, incrédulos y fascinados al contemplar un espacio con tanta historia, los poros de la piel se abren queriendo rozar solamente, el aire que envuelve tan delicada obra.


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