A lo largo de la historia el sonido del agua ha sido un elemento cautivador en muchos jardines.
La Alhambra, uno de los enclaves paisajísticos más bellos del mundo proyecta el efecto del agua en sus jardines.
Sus canales y acequias riegan las huertas y abastecen a una población, al mismo tiempo que ponen en práctica la creación de fuentes, estanques, cascadas, surtidores.
Así lo normal, es contemplar bellos estanque longitudinales con surtidores de agua creando escenas rítmicas y sonidos armoniosos, rodeados de cipreses y adelfas.
Estanques rectangulares en los que se teje un follaje espeso e intenso de nenúfares rodeados de naranjos, granados y rosales.
Rincones de ensueño, protectores de fuentes sin ostentación, donde dos o tres caños conducen el agua hasta precipitarse en su fondo y emitir sonoras notas musicales.
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