Somos tan snob que la idea de entender el jardín como un hábitat abierto a la vida animal, nos causa un auténtico pavor.
Pensamos en un jardín con un túpido césped, frondosos árboles y maravillosas plantas.
Pero la auténtica realidad es que el jardín va descubriendo poco a poco su cara oculta y nos muestra su verdadera identidad.
Identidad que por otra parte es el pilar y sustrato del ciclo vital.
La mayoría no se considera nada fans, por ejemplo, de las lombrices, pero realmente hay que reconocer que su labor es espectacular. Airean la tierra y sus excrementos contienen abundantes nutrientes.
Las aves, las lagartijas, las salamanquesas, devoran gran parte de los insectos que atacan a las plantas del jardín.
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