Me considero un enamorado de lo romántico, de esos idílicos jardines y esos majestuosos edificios neoclásicos que son capaces de transportarte a otras épocas.
Son jardines para pasear con la persona amada, son jardines para la contemplación, para escuchar el canto de las aves, para leer, para soñar ...
Son pequeños trocitos de naturaleza diseñados por el hombre.
Los caminos nos conducen a escenarios llenos de encanto.
Si rodeo el lago donde los patos nadan tranquilamente, llegamos a un pequeño templete circular dedicado al amor que invita a sentarse en los asientos próximos y contemplar el paisaje.
Los líquenes de un verde intenso recubren árboles y esculturas. Me sorprende la intensidad y fuerza de su proyección, es "pura belleza". Una belleza al alcance de todos que no tiene precio y sin embargo no hay que pagar por contemplarla.
La hierba recortada suaviza el jardín y la vegetación se dispone de tal forma que no rompe el amplio y extenso campo de visión.
Los árboles (tejos, robles, magnolios, ...) situados estrategicamente visten elegantemente el jardín sin recargarlo.
Árboles que tratan de conjugar su majestuosidad con la arquitectura reinante o con alguna finalidad práctica, proyectar sombra o exponer su maravillosa belleza.
Son muy Románticos, sobretodo en primavera.
ResponderEliminarGracias Virginia por tu comentario.
Eliminar