La
Aljafería de Zaragoza fue declarada monumento nacional
histórico-artístico el 4 de junio de 1931.
Supone
una de las mayores cimas del arte hispano-musulmán.
Sentarse
en uno de los bancos y observar desde la distancia el Palacio, es
sumirse en "sueños de mil y una noche".
Imaginar
las riquezas del palacio, la vida de los reyes, las audiencias
reales, las fiestas, las intrigas, e incluso las penas de los
prisioneros.
Después
de soñar, yo les invito a que entren y caminen lentamente sintiendo
bajo sus pies el pronunciado empedrado del suelo. La puerta principal
del Palacio les conducirá a un recinto lleno de encanto.
Los
muros, el suelo, el empedrado, la belleza ornamental, las rocas que nos
muestran la antigua entrada … nos preparan para sumergirnos a
continuación, en un jardín de pequeñas dimensiones a cielo abierto
donde el espectáculo está servido.
La
arquería del Patio de Santa Isabel es el marco más impresionante
para enmarcar la esmeralda más bella del palacio, el
jardín.
Los
arcos con sus impresionantes motivos geométricos descansan sobre
lustrosas columnas depositando su peso en un suelo firme vestido por
baldosas de mármol que proporciona al conjunto de una impactante
elegancia.
La
arquería se fusiona hábilmente con el interior del jardín, formando parte intrínseca del mismo. No hay niveles, el jardín está al
alcance de todos, la contemplación es in situ.
El
pavimento interior de ladrillo viejo dibuja espacios para dejar
camino a un canalillo que recorre el centro del jardín para caer en
pequeña cascada en un estanque, donde el sonido del agua puedo
asegurarles que es envolvente y fresco.
Los
naranjos elegantemente vestidos con sus hojas verde brillante
envuelven la atmósfera con su imperceptible aroma y como piezas de
un tablero de ajedrez ostentan las mejores posiciones, obsequiándonos
con un maravilloso juego.
Una fascinación para los sentidos.
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