Una pequeña casa situada a un lado de una estrecha carretera llama poderosamente mi atención.
Fachada blanca, tejadillo descuidado, una chimenea vieja, una puerta de madera de color rojo, la inexistencia de ventanas, una pequeña imagen de una virgen situada encima de la puerta, son los rasgos más sobresalientes que destacan de esta casita de "cuento de hadas".
La parte delantera adornada con un pequeño jardincito que alberga toda clase de plantas en estado salvaje.
Un romero campa a sus anchas y casi impide la entrada a la vivienda, una piracanta desborda sus ramas y descansa tranquilamente rodeada de espigas, adelfas, rosales y malvarrosas y una parra junto con un rosal se convierten en competidores trepadores de la fachada principal.
Las hojas y las uvas colgantes destacan sobre el blanco de la pared así como el rojo de las rosas.
Una bignonia rodea con sus tallos una columna próxima a la casa, el color refuerza sobremanera el atractivo decorativo del conjunto.
Mientras un gato disfruta del placer de sentirse dueño de un paraíso.
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