Las flores rurales son sencillas, alegres, coquetas y muy pintorescas.
Las de colores más vivos son colocadas en la zona próxima a la fachada principal y en los alféizares de las ventanas.
A pesar del popurrí de flores, colocadas sin seguir un patrón homogéneo, revalorizan el entorno.
Las ventanas y puertas de muchas de esas pequeñas casas se iluminan de tal manera que adquieren un aspecto muy acogedor y llamativo.
La calle se convierte en una prolongación de la casa, los dueños comparten y disfrutan junto a sus flores de momentos entrañables durante el día, así como durante la noche.
Momento ideal para regar las plantas, refrescar el ambiente y tomar la fresca.
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