La mayoría de las plantas urbanas que conocemos nacen y crecen en viveros, cultivadas en cadena.
El jardinero se sirve de ellas y viste con extraordinaria habilidad y sensibilidad muchos espacios de nuestras ciudades.
Encontramos flores urbanas escalando edificios, son flores atrevidas, arriesgadas, aventureras, emplean todas sus fuerzas y ganas en suavizar los trazos duros de una arquitectura sobria.
Hay variedades que viven placenteramente en macetas y decoran espacios con encanto y cierta coquetería, como este kalanchoe con sus inflorescencias de color rojo y su pequeña maceta color amarillo, llenando nuestros momentos de ocio, mientras tomamos un café.
Flores para reclamar la atención, no hablan pero parecen decir: pasen y vean.
Así son las flores urbanas, hermanas de las flores silvestres.
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