Los colores en el jardín influyen en el estado emocional de las personas y en el equilibrio armónico del propio jardín.
Por ejemplo, el rojo y el amarillo son dos colores muy positivos que se visualizan en cualquier jardín y en cualquier época del año.
Su efecto es tan beneficioso que podríamos considerarlos como fuentes de energía.
Si plantamos rosas rojas, claveles rojos y geranios rojos, no sólo el color nos proporciona un alto bienestar sino también el delicado perfume que desprenden.
El amarillo y el naranja, en flores como los narcisos, margaritas, begonias, crean un brillante cromatismo a través del cual fluye una vital energía.
Por otro lado, todos sabemos que los azules y blancos son colores más fríos, aunque imprescindibles para crear un equilibrio en cualquier jardín.
Las flores blancas son ideales para combinarlas con las rojas y anaranjadas.
Por eso, le amino a que cree sus propias combinaciones sin olvidar mezclar los tonos tierra como los rojos y anaranjados con los blancos y tonalidades verdes.
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