¿A quién no le gustan las flores? Yo no conozco a nadie que no le gusten.
Se convierten en pequeñas joyas engarzadas sutilmente en cualquier espacio para nuestro deleite.
Sin ir más lejos, mi esposa es la típica persona a la que se le puede hacer feliz con tan poca cosa. Le coloco flores en el balcón de nuestra habitación.
Cuando despierta siempre dice; Qué bello es despertar contemplando flores.
La observo durante un rato y la veo mirar las flores con una placentera sonrisa en su boca.
No puedo más y le regalo un beso.
Sin ir más lejos, mi esposa es la típica persona a la que se le puede hacer feliz con tan poca cosa. Le coloco flores en el balcón de nuestra habitación.
Cuando despierta siempre dice; Qué bello es despertar contemplando flores.
La observo durante un rato y la veo mirar las flores con una placentera sonrisa en su boca.
No puedo más y le regalo un beso.
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