Poseo un pequeño terreno rústico que piso, huelo y siento en lo más profundo de mi ser. Sus árboles ya viejos han visto y conocido mejor que nadie a mi abuelo y a mi padre. Los lazos de unión con este pequeño trozo de tierra son muy especiales.
La naturaleza está presente en cada palmo de tierra, la veo, la noto, la oigo, la saboreo, la integro en mi vida, por eso no pretendo cambiar ni un ápice la inexplicable belleza que contemplo día a día, ni perturbar la maravillosa fauna silvestre que me rodea, ni contaminar el suelo que piso.
Estoy enamorado de lo que quiero creer que me pertenece.
Cuidaré y mimaré mis viejos árboles frutales y plantaré alguna otra variedad para recoger mis propios frutos.
He pensado mejorar el suelo, aportarle nutrientes naturales creando mi propio compost y dejaré que algunas gallinas campen a sus anchas entre los árboles, serán mis colaboradoras más eficientes a la hora de controlar hierbas y reducir plagas.
He leído que son amigas de picotear todo, remover la tierra, y que son capaces de procesar gran cantidad de desechos.
Pretendo obtener deliciosos frutos de mis mimados árboles pero creo que necesitaré la inestimable ayuda de pájaros, abejas, mariposas....
Quiero mantener y recuperar los habitats naturales beneficiosos que me ayuden a controlar plagas no deseadas.
Hoy ha llovido y huele a tierra húmeda, a hierba mojada, a campo, a naturaleza, puedo decir que me siento feliz.
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