Para conseguir un buen césped es fundamental la composición del terreno, una equilibrada mezcla de arena, arcilla, caliza y humus.
Deberemos comprobar la porosidad de la tierra para obtener una buena aireación que permita un buen desarrollo de las raíces, que puedan penetrar facilmente en el suelo y que encuentren los nutrientes necesarios para vivir.
La preparación del suelo es una labor crucial para la implantación del césped.
Será imprescindible realizar una serie de acometidas en el suelo para conseguir un buen campo de siembra:
* Laborear mediante una azada rotativa que trabaje vertical y horizontalmente el terreno.
* Un rulado suave sin ejercer apenas presión sobre el suelo.
* Un gradeo que desmenuce los terrones de tierra.
* Un nuevo rulado.
* Rastrillar el suelo para eliminar piedras y demás residuos.
* Rulado suave que no compacte excesivamente el suelo para que se pueda pisar con tranquilidad sin peligro a producirse deformaciones.
* Rastrillar el terreno hasta lograr una capa fina de unos 3 ó 4 cm. para realizar una buena siembra.
El proceso de la siembra debe realizarse en 2 pasadas con ello obtenemos una mejor distribución y enterramiento de la semilla, evitando las tan molestas zonas no sembradas.
Con un ligero mantillo cubriremos la zona sembrada aportándole nutrientes y humedad. Con un simple rulado aseguraremos la adherencia entre suelo y semilla.
Finalmente, si el tiempo es seco deberemos mantener el suelo húmedo y regarlo varias veces al día.
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