La historia comienza en Turquía en el siglo XVI donde los tulipanes se cultivaban secretamente en los jardines turcos pertenecientes a familias acomodadas.
El tulipán es descrito por entonces por mercaderes, embajadores y viajeros como flor misteriosa, fantástica, enigmática.
A lo largo de los años se suceden sucesivas y sangrientas escaramuzas por la obtención de tan valiosa y misteriosa flor.
Gracias al embajador del Emperador Fernando I de Austria llegan los primeros bulbos a Europa Occidental, cultivándose con enorme éxito.
En los Países Bajos aparece la llamada "Tulipomanía", era una loca y arriesgada carrera por poseer las variedades más raras entre los coleccionistas de tulipanes.
La Tulipomanía, hoy la llamaríamos la fiebre del tulipán llegará a ser tan peligrosa que desequilibrará la economía de los Países Bajos, donde muchos coleccionistas se arruinarán llegando incluso al suicidio.
Los coleccionistas que obtenían alguna de las tres variedades de tulipanes más en boga en esa época("Semper Augustus", "General Bol" y "Admiral van Enkhuizen") amasaban importantes fortunas.
La cotización que se alcanzaban en las subastas eran desproporcionadas, inverosímiles y desorbitadas .
En el siglo XVII los Países Bajos se ven abocados hacia una profunda crisis e inminente ruina financiera desencadenada por la venta de bulbos de tulipán.
El gobierno toma cartas en el asunto, regula la venta indiscriminada de bulbos y proyecta las bases para la estabilidad económica dentro del país.
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