Un curioso y sorprendente almacén lleno de innumerables tesoros no valorados por el hombre.
Elementos con identidad, sensibilidad y carácter propio como rocas, piedras, plantas, agua ...
A la hora de realizar nuestro jardín debe percibirse la sublimidad de la belleza, mediante la proyección de líneas y la fusión de lo natural.
Es esencial armonizar los elementos del jardín donde el equilibrio es fundamental.
La composición de las rocas, donde una roca se puede elevar por encima de un manto de musgo, donde una roca plana induce a la meditación o donde rocas en forma escalonadas evocan una auténtica y sonora cascada llena de vida.
El trazado de arroyos y lagos definidos en una época como conductores de fantásticos viajes se convierten hoy en día en remansos de calma, serenidad y paz.
Los jardines secos representados por una simple y sencilla arena blanca rastrillada sustituyen al agua e incitan a una profunda meditación.
Y recordar que el tamaño, forma, clase y color de los distintos elementos determinarán la belleza de nuestro jardín perceptible a través de los sentidos.
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