Es
habitual encontrar árboles con heridas o cortes en la corteza de su
tronco.
Muchas
de estas heridas o fisuras no constituyen un grave riesgo para la
salud del árbol.
Pero
es evidente que la localización, las circunstancias climáticas e
incluso las acciones provocadas por la mano del hombre pueden incidir en la salud de un
árbol herido.
La
aparición de bacterias, hongos y larvas en las cavidades de la
corteza, son un suma y sigue para crear un caldo de cultivo que va
mermando la salud del árbol.
La
estructura leñosa se pudre y provoca a largo plazo la muerte del
árbol. En otras ocasiones los árboles desarrollan protuberancias
anormales como mecanismos de defensa ante algunos ataques generados
por determinados organismos.
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