Después
de un duro día de trabajo, soñamos con un apartado rincón donde el
verde relaje nuestras pupilas, el sol caliente nuestro rostro y el
aire roce nuestra piel.
Con
la llegada de la primavera, el deseo se intensifica y surgen unas
inquietantes ganas de vivir y transformar nuestro alrededor.
¿Por
dónde empezar, por nuestra casa, por nuestro jardín?
Pinte
las habitaciones de su hogar con colores claros, cambie las cortinas,
vista su sofá con cojines de colores varios, le ayudará a despertar
de su aletargado espíritu invernal.
Vista
su ventana con jardineras de colores, plante pensamientos,
gitanillas, vincas, campanulas, plantas llenas de vitalidad y expresividad que
proporcionen y transmitan agradables emociones.
Cuide
y mime ese césped olvidado a lo largo del invierno, sáquele su
mejor partido, escarifíquelo, abónelo y comience a regarlo.
Los
arbustos y árboles empezarán a resurgir de su largo letargo, los
brotes a pleno rendimiento, cuídelos, abónelos, revise las posibles
plagas.
El
sol será el que ponga el broche final pintando con sus rayos un
paraíso apto para un soñador, de idílicos rincones.
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