Los
Jardines de Sabatini se encuentran situados al norte del Palacio Real
de Madrid, en una terraza de grandes muros que, de la misma manera
que el patio de armas al sur, salvan la cota del palacio a los
Jardines del Campo de Moro.
Son
estos jardines tan ilustrativos que siempre he dicho, que no todo está
inventado ni descubierto, tal vez porque me incluyo dentro de un
grupo de personas que se emocionan al captar paisajes con vida y
espíritu propio.
Experimento,
gozo y aprendo de entornos especialmente arquitectónicos y
ornamentales encabezados por un colosal Palacio Real, sobrio,
elegante y con distinción.
Los
jardines diseñados con líneas geométricas, proporcionales, trazan
un dibujo perfecto y bien ensamblado.
El objetivo está cumplido,
atraer la mirada de todos hacia líneas perfectas gracias a una
vegetación escrupulosamente esculpida.
El
canon de la belleza alcanza su cota más alta cuando la fuente
central es coronada por esculturas llenas de expresividad
contrastando con el paisaje. Los rayos del sol acarician su fría
piel y la piedra estremecida por sus caricias parece tomar vida.
Mientras
los señoriales árboles, conscientes de su papel, cumplen con la
ardua tarea de potenciar y engrandecer los llamados Jardines de
Sabatini.
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