En el mercado existe una enorme variedad de tiestos, son tan increíblemente bonitos que resulta complicado elegir uno.
Por eso, el comprador compulsivo acaba comprando mas de uno.
Aunque hay que reconocer que no hace falta ser comprador compulsivo, el que menos compra dos o tres tiestos.
Las ideas son varias y van desde:
Colocar un tiesto junto a una celosía para que trepe un rosal.
Situar dos tiestos en la puerta de un establecimiento comercial como reclamo visual.
Dos tiestos de metal con bolas de boj que contrasten con la estructura de madera de la vivienda, el típico efecto encantador.
Un trío de tiestos en un rincón de la entrada de una vivienda, como estandarte de buen recibimiento.
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