Es inusual diseñar un jardín y colocar elementos con marcado temperamento como pueden ser bajorrelieves, templetes o págodas, sencillamente por dos motivos fundamentales: escasez de espacio y su coste.
Algunos de estos inconfundibles elementos decorativos son emplazados en amplios espacios o grandes jardines.
Aunque el modernismo reclama su espacio, hay emplazamientos que nunca se desprenderán de su pasado y su magia particular.
No sólo las plantas sino también los restantes elementos inanimados cautivan al espectador, como un bajorrelieve escondido entre matas de camelias y cuyos hojas rozan la idílica escena que en el mismo se representa.
Andamos aproximadamente diez pasos y nos topamos con un atípico objeto que pareciera perdido en este siglo, una bañera romana de piedra.
Una bañera de color gris oscuro sobre una alfombra de hojas secas, rodeada de rocas y árboles. El contraste es fascinante y el escenario se convierte en un importante foco de atención.
No hay comentarios:
Publicar un comentario