Meditar rodeado de plantas puede resultar sumamente agradable.
Respire hondo, relájese, visualice el entorno y cree nexos de unión con las plantas.
Respirar significa sentirnos vivos, interiorizar la plenitud de la vida y experimentar sentimientos de bienestar, felicidad y alegría.
Conectar con la realidad que nos rodea, disfrutar plenamente del presente y saborearlo, nos convierte en personas generosas y positivas.
Plantas sanas, no marchitas crean invisibles lazos de afectividad con nosotros.
Mientras inconscientemente se desarrollan determinadas capacidades sensoriales que crean un ambiente realmente maravilloso.
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