Es
fascinante comprobar lo estupendamente bien que quedan determinados
elementos decorativos en algunos jardines.
Las mesas
y sillas de colores chillones son divertidas, resultonas, encantadoras y quedan perfectas en cualquier rincón.
Unos
frascos de cristal, de esos que todos tenemos después de comernos la
mermelada, con unos pequeños ramilletes de paniculata atados con una
sencilla cuerdecita, añaden un toque muy romántico a las mesitas.
De
las ramas de los árboles cuelgan farolillos, ideales para las noches
de verano.
Proporcionan una de las luces más alucinantes y mágicas
creando ambientes muy cálidos.
Una
bicicleta vintage pintada de color crema decorada con flores es
siempre un acierto en cualquier jardín.
El
césped mullido, esponjoso y el resto de plantas sumamente sencillas
causan una auténtica admiración.
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