El follaje de las plantas con sus diversas formas y texturas convierten al jardín en un lugar sumamente agradable.
Las masas de verdor en constante transformación son las encargadas de delimitar los senderos o caminos.
Caminos empedrados bien dispuestos que introducen un esquema muy perfecto formando un trazado tradicional.
Una original barandilla de ladrillo con arquillos rotula espacios curvilíneos que sirven para deleitarnos y sorprendernos con rincones escondidos, próximos, lejanos o soñados.
La vista recorre lentamente las agrupaciones de plantas que se encuentran distribuidas por todo el jardín, todas ellas llenas de un intenso cromatismo, un perfecto reclamo para la vista.
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