Hay algo más placentero que disfrutar del silencio y verdor del jardín a primera hora de la mañana.
Es el momento en el que empiezan a despegar sus pétalos las rosas que se encuentran junto a la valla que sirve de separador entre una finca y otra.
Los cestillos de gitanillas que cuelgan de los cuatro puntos cardinales de la pérgola capturan los primeros rayos del sol.
Estas flores siempre han sido así, parece que les falta tiempo, quieren llamar la atención con sus chispeantes y alegres colores.
La buganvilla trepa por un lateral de la fachada de la vivienda, pletórica de salud deja caer dulcemente alguna de sus ramas.
El tintineo del agua envuelve el ambiente de una sonora armonía y el pequeño pajarillo mañanero compone sus primera notas musicales del día.
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