Yo, dueño de mi propio cuerpo duermo pero mi cerebro, dueño incuestionable de si mismo, se fuga todas las noches en busca de nuevos lugares.
Cuando regresa, me cuenta el maravilloso viaje que ha realizado.
Tengo que reconocer que siempre acabo rendido ante sus inquietudes viajeras y no me importa que me abandone durante la noche.
Percibo e intuyo su estado de plenitud y de satisfacción.
Las imágenes inconfundibles de un espacio paradisíaco se tornan en una óptima y real visión sucediéndose hasta formar la imagen de un jardín.
El jardín surge como un paraíso terrenal, como revelación de una belleza rara y exótica.
La espléndida panorámica del jardín-vergel trasciende y envuelve un etéreo mundo lleno de sentimientos delicados y sutiles.
La vegetación cuidada, diseña líneas virtuales progresivamente más sinuosas favoreciendo rincones más dulces y amables.
El estanque vestido de terciopelo azul coquetea hábilmente con el resto del jardín.
Sabe que nadie le puede ganar en virtudes, su aliado el agua crea juegos de magia y produce hechizos sorprendentes.
Los distintos maceteros amarillos son perlas que añaden notas de intenso interés cromático.
Palmeras, plumeros, cactus, arbustos, surgen entre nubes de ensueño y se hacen realidad.