La situación geográfica, la cultura y el estilo de vida influyen de una manera decisiva a la hora de componer muchos de nuestros espacios exteriores.
La vegetación, el follaje, la luz, el color constituyen la personalidad de ese espacio.
Y la mayoría de las veces, son las tradiciones y las costumbres propias de la región, las que trazan las pautas para dibujar rincones tan bellos como el que mostramos en esta fotografía.
Una parra se aferra con fuerza a delgadas columnas, dando origen a una pérgola con un follaje y frutos de diferentes tonos, formas y tamaños, creando un maravilloso y asombroso rincón.
Un rincón reflejo de la propia idiosincrasia de la región que se fusiona con la naturaleza y crea un espacio tranquilo y lleno de vida.
En verano proporciona un suave frescor y en invierno la parra desprovista de hojas deja pasar los rayos del sol creando un bello ambiente.